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domingo, 21 de marzo de 2010

Yuppi que se toma unas vacaciones

Un yuppi ambicioso decidio por fin tomarse unas vacaciones. Hizo una
reserva para un crucero por el Caribe y se dispuso a pasar la mejor epoca de su vida... por el momento.
De forma inesperada, se formo un tifon que hizo naufragar el barco
en pocos minutos.

Cuando el hombre volvio en si, se encontro en una playa sin nadie a
su alrededor, ni viveres ni nada que no fueran platanos y cocos.
Acostumbrado a la vida en hoteles de cuatro estrellas, este hombre
no tenia ni idea de que hacer.
Se paso los siguientes cuatro meses odiando los platanos, bebiendo
coco, añorando su vida pasada y fijando su mirada en el horizonte en busca de un barco que viniera a rescatarle.

Un dia estaba tumbado en la arena cuando percibió por el rabillo del
ojo algo que se movia.
Era un barco de remos, y en el iba la mujer mas hermosa que el habia
visto jamas. Ella llego remando hasta el y el le pregunto asombrado: '¨De donde has venido? ¨Como has llegado hasta aqui?'.
'Vengo remando desde el otro lado de la isla', contesto. 'Vine a
parar aqui cuando mi barco se hundio'.
'Asombroso', dijo el. 'No sabia que hubiera habido m s
sobrevivientes.
¨Cuantos sois? Habeis tenido mucha suerte de que el mar arrojara a
vuestra playa esta barca de remos'.
'Estoy yo sola', dijo la mujer. 'Y el mar no llevo esta barca a la
playa, ni esta barca ni nada de nada'.
el estaba confuso. 'Entonces, ¨como has conseguido la barca?'.

'Es fácil', repuso la mujer. Yo misma hice la barca de materiales
que he ido encontrando por la isla. Los remos est n hechos con troncos de arboles de caucho, el fondo lo teji con ramas de palmera y los laterales y la popa est n hechos de madera de eucalipto'.
'Pe... pe... pero eso es imposible', tartamudeo el hombre. 'No

tienes herramientas, ¨como has podido hacerlo?'.
'­Ah! ­No ha habido ningun problema en eso!', replico la mujer. 'Al
sur de la isla hay unos estratos poco comunes de roca aluvial. Me di cuenta de que si los calentaba en el horno hasta una cierta temperatura, podia obtener una especie de hierro bastante ductil. Lo utilice para hacer algunas herramientas y con ellas el resto del material que necesitaba. Pero basta ya de hablar de estas cosas. ¨Donde vives?'.

Bastante avergonzado el hombre contesto que habia estado durmiendo
en la playa todo el tiempo
'Bien', dijo ella, 'ven conmigo a la barca y vayamos donde yo vivo'.
Despues de unos pocos minutos remando, ella atraco el bote en un
pequeño embarcadero.
El hombre miraba el lugar al que habian llegado. Delante de el se
abria un camino de piedras que conducia a un pequeño bungalow pintado de azul y blanco.
Mientras la mujer amarraba el bote con una cuerda tejida en c ñamo,
el hombre solamente era capaz de permanecer de pie mir ndolo todo como atontado.
Mientras caminaba hacia el interior de la casa ella dijo de modo
informal:
'No es gran cosa, pero yo le llamo mi casa. Sientate, por favor, ¨te
apetece beber algo?'.
'No, no, gracias', dijo el todavia aturdido, 'soy incapaz de beber
una gota m s de zumo de coco'.
'No, no es zumo de coco', replico la mujer. 'Tengo un refresco, ¨te
va la piña colada?'.
Tratando de esconder su continua verguenza, el hombre acepto y ambos
Se sentaron en el sof a charlar. Despues de que hubieran intercambiado sus historias, la mujer dijo: 'Si no te importa, voy a ponerme algo m s comodo.
¨Te gustaria darte una ducha y un afeitado? Hay una maquinilla de
afeitar arriba en el armario del cuarto de baño'.
Sin preguntar nada m s, el hombre fue al baño. En el armario habia
una maquinilla hecha de hueso tallado. Dos conchas afiladas se ajustaban a presion a ambos lados de un eje en cuyo extremo habia engarzado un mecanismo giratorio. '­Esta mujer es increible!', exclamo el hombre, '¨con que me sorprender la proxima vez?'.
Cuando el volvió, se encontro que la mujer llevaba como unico
atuendo unas hojas de parra estrategicamente situadas y un intenso aroma a magnolias.
Ella le hizo señas con la mano para que se sentara a su lado.

'Dime', comenzo a musitarle con voz sugerente mientras se sentaba
más cerca de el, 'hemos estado aqui durante mucho tiempo. Te habr s sentido muy solo.
Estoy segura de que hay algo que realmente te gustaria hacer ahora,
algo que has estado añorando durante todos estos meses... ¨Verdad...?', dijo mirandole a los ojos directamente.
el no podia creer lo que estaba oyendo.

'¨Quieres decir...', replico, '...que puedo leer desde aqui mi
correo electronico..?'.

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